miércoles, 22 de mayo de 2013

¿y si..?

 Aquí os dejo un par de textos experimentales (aunque ¿qué no lo es en este blog?)... Y para abrir boca una frasecilla que forma parte de la dedicatoria de Los renglones torcidos de Dios, de Torcuato Luca de Tena, que viene muy al caso:"La verdadera locura quizá no sea otra cosa que la sabiduría misma que, cansada de descubrir las vergüenzas del mundo, ha tomado la inteligente resolución de volverse loca." Enrique Heine.
Espero vuestras opiniones y comentarios. 


-¿Recuerdas cuando nos conocimos?
-Si, claro. Fue en aquella fiesta, nos presentó Marina, aunque ya nos conocíamos de vista.
-Sí, habíamos coincidido ya en otros sitios... ¿Cómo fue?
-¿Cómo que cómo fue? Joder ¿No te acuerdas?
-Refréscame la memoria.
-Pues eso, Marina nos presentó. Tú estabas con un grupo de chicos, nos pusimos a hablar sobre las veces que nos habíamos visto antes, que si por el barrio y tal, y de los amigos comunes...
-Si ¿fue entonces cuando Ana me tiró la copa? Estaba tan borracha que ni me di cuenta.
-Si, ahí fue... Luego yo te dije de salir a fuera, porque entre la música y los gritos de la gente era imposible oírse. Me dijiste que sí con el pretexto de fumarte un cigarro.
-Entonces salimos a la terraza y empezamos a hablar...
-Sí. Luego te acompañé a casa, pero no entraste, nos quedamos hablando en la puerta toda la noche.
Tras esta última frase él sonrió mientras se miraban. 
Los ojos de ella escrutaban su cara, buscaban algo.
-En realidad Marina no fue a esa fiesta, ese día estaba mala, no nos presentó.
-¿Qué dices? - él reía.
-Lo que oyes, no hubo tal presentación.
-¿Dudas de mi memoria?
-Tú estabas allí, te uniste al grupo de chicos en el que, efectivamente, estaba yo, pero no llegamos a hablar.
-¿Cómo que no? Pero bueno ¿Qué te pasa?
-Ana me tiró el vaso y no salí fuera a fumar, sino que fui al baño y, por supuesto, no fui contigo. Luego Rubén me llevó a casa en su coche temprano, porque se me quedó la falda hecha un asco por el vodka.
-No sé si te estás burlando de mí o ibas tan pedo que ni lo recuerdas bien.
-No iba tan pedo; tampoco bebí tanto...
-¿Insinúas que miento?
-No, digo que no hubo conversación hasta el amanecer; que no llegamos a conocernos.
-Vale, y según tu ¿cuándo nos conocimos?
-Nunca.
-¿Nunca? - de nuevo se reía, pero esta vez de forma sarcástica. -me estás vacilando ¿no?
-Para nada. - Estaba totalmente seria, definitivamente no bromeaba.
-Y entonces... ¿me puedes decir por qué cojones estamos hablando ahora y cómo podemos llevar juntos tanto tiempo si, según tú, nunca nos conocimos?
-Sí. Te lo explicaré: No existes; eres producto de mi imaginación.
-¡¿Qué?! - Se rió a carcajadas -En serio, deja los porros.
Se quedaron los dos callados un momento. Ella ya no buscaba nada en su cara, miraba al suelo.
-Te vas a ir ¿no?
-Sí, pero ¿eso qué tiene que ver con...?
-¿Por cuánto tiempo? ¿Un año? ¿Quizá más...?
-Sí, pero...
-Pues entonces ¿qué más da que seas real o no? Te vas, desapareces, se acabó. ¿Qué gano sabiendo que existes, que pasamos tanto tiempo juntos y que ahora te vas? Ambos lo sabíamos; esto era un juego para pasar el rato, nada serio y con un final. Yo creo personajes... Al fin y al cabo no es tan difícil de creer que, al igual que Don Quijote; en mi soledad crease, de una persona que conocía de coincidencias, de ver por el barrio, mi distracción; mi compañía después de una ruptura. Todo concuerda ¿no crees? Al fin y al cabo, todo ha sido "demasiada" casualidad y tu eres tan... novelesco...
-Según eso... Si yo no existo... ¿Cómo puedo tomar decisiones, tener una conciencia propia? -Estaba pensativo ahora, algo pasmado por la situación.
-Porque yo, la creadora, no he terminado la ficción. Ambos estamos en ella.
-¡Menuda gilipollez! Lo que estás diciendo es una paranoia y no sé por qué me lo cuentas ahora, francamente... -Estaba enfadado, pensativo. -Aún si fuera cierto... Preferiría no haberlo sabido... saber que solo soy un personaje inventado...
-Bueno, eso ahora no importa. Subirás al avión y se acabará la historia. Tú acabarás para mí y yo para ti. Y es mucho más fácil pensar que la otra persona no existió jamás, que pensar que es real y se acabó. Solo fuiste eso, un sueño.
-Así que ¿este es otro de tus autofingimientos?
-Puede ser... O también puede ser que tú hayas sido mi autofingimiento durante todo este tiempo...

"Pasajeros del vuelo 6250 con destino Nueva York embarquen por la puerta U54”...



--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------


Creo que te odio porque te quise y solo se puede odiar a las personas a las que antes has querido. Te odio porque te lo habría dado todo, porque estaba dispuesto a ser todo para ti… Pero tú solo jugabas a ser mayor.
Ahora me avergüenzo del tiempo que perdí queriéndote, prestándote mi apoyo y atención, dándote lo que querías. Miro al pasado y solo veo a un estúpido que creía en el amor, e incluso me llego a odiar a mí mismo.
Si sólo pudieras saber la de noches que he pasado pensando en ti, recordándote, imaginándote, llorándote… He pensado muchas veces en llamarte solo para desahogarme y soltar mi ira contra ti, pero luego recapacito; quizá te reirías, quizá volverías a amarrarme con mentiras y engaños para que estuviese de nuevo ahí, para ti, aprovechándote de mi talón de Aquiles, la maldita talón de Aquiles que eras.
Hubo un tiempo que deseé que volvieses, aunque fuese con tus abrazos ínfimos y los besos prohibidos. Hubo un tiempo que habría dado cualquier cosa por oír tu voz pronunciando mi nombre de nuevo, a pesar de que tuviera que ser con fingido tono de amistad. Aún a veces pienso en ti y me pregunto “¿qué habría pasado si…?” o incluso “¿pensará en mi?”. Repaso mis recuerdos contigo, pero hay un halo amargo que los recubre y el recuerdo de tu risa ya no suena alegre en mi cabeza, sino lúgubre y ahogada. Quisiera olvidarte totalmente, olvidar tu existencia. Pero te quise tanto, que es imposible.
Tú me decías que también me querías, me pregunto si sería verdad, y me pregunto por qué no me pregunté antes si sería verdad… Maldito crédulo enamorado. Quizá solo creías que me querías o quizá querías quererme… Pero eso ¿qué importancia tiene ahora? Si ya no estás en mis sueños, ni en mi vida… ¿qué más da?
A veces pienso que es posible que nos reencontremos en el futuro, que seamos amigos o incluso que lleguemos a algo más, a aquello que no llegamos antes, pero luego me paro a pensarlo mejor y… No, no quiero volver a conocerte, de hecho si pudiera volver al pasado quizá impediría que mi yo del pasado te conociese. Dicen que de todo se aprende, pero de tanto tiempo jugando al tira y afloja solo he logrado rescatar una enseñanza de todo esto: “no confiar en nadie”. La verdad, no parece haber sido una aventura muy productiva, me lo podría haber ahorrado.
Mi corazón alimenta tu recuerdo con cucharadas de amargo odio; maldiciéndote por lo que hiciste, pero sobretodo, por lo que no hiciste. Intentando truncar el amor por odio, para pasar luego a la indiferencia total hacia ti.
Ahora sé que te odio y sin embargo te quiero. Lo sé, aun te quiero y eso es lo que me hace odiarte cada vez más. 


jueves, 14 de marzo de 2013

Lo que de la vida aprendí


Si, lo sé, hace mucho que no escribo. Llevo mucho tiempo queriendo hacerlo, pero entre unas cosas y otras no he podido y cuando he podido no se me ha ocurrido nada que poner... (como ya digo... entre unas cosas y otras...). 


Esta nueva publicación espero que haga que me anime y vuelva a hacer publicaciones semanales o, al menos, mensuales. No es algo nuevo; lo escribí hace bastante, pero parece que gustó mucho en las redes sociales... Así que, pulido y organizado lo presento aquí de nuevo.



De la vida aprendí:

Que no todo lo que se piensa se dice, y que no siempre lo que se dice es lo que realmente se piensa.

Que hay silencios que duelen mas ningún otro insulto o reproche.

Que no sirve de nada la aceptación y el amor de los demás si no te aceptas y te amas a tí mismo.
Que antes de aprender a amar a otro hay que aprender a amarse a sí mismo y que el amor sano es querer a alguien tal y como es, incluyendo sus defectos.

Que siempre se puede cambiar, pero que hay cosas tan intrínsecas de nuestra persona que son mejorables, si, pero no milagros.

Que las caricias, los abrazos y los besos pueden ser solo muestras sociales de cordialidad, pero que en el momento justo y con sentimiento pueden apaciguar un alma, transmitir miles de sentimientos a la vez o crear una empatía agradable.

Que no debemos esperar que nadie este orgulloso de nosotros y de nuestra vida, salvo nosotros mismos.

Que el que dirán es una gran mochila que todos arrastramos, pero que hay que aprender a restarle peso.

Que las relaciones sentimentales y sociales siempre deben estar acorde con lo que nosotros deseamos y no con lo que nos digan que es lo "socialmente aceptado".

Que los ojos dicen mucho de las personas y hay que aprender a observarlos y analizarlos, pero también los gestos y la ropa nos ayudan a conocer a las personas.

Que los prejuicios son dañinos y que las apariencias engañan.

Que hay momentos en que es preferible comerse el orgullo y agachar la cabeza, pero que nunca se deben olvidar los ideales y la lucha por lo que creemos justo.

Que hay que leer y escuchar opiniones distintas a las nuestras, aprendiendo a mirar el mundo desde otra perspectiva para enriquecernos.

Que es mas difícil pedir perdón y reconocer los errores propios que perdonar, pero es una labor que desata el alma.

Que nunca hay que olvidar quienes fuimos para saber quien queremos ser.

Que el futuro es incierto y que, aunque es bueno marcarse metas y propósitos, es en el presente en el que eso se cuaja y tampoco es bueno aferrarse a un fin ya que quizá la vida te lleve por otros derroteros y hay que saber adaptarse y ser feliz.

Que la libertad tiene un doble filo:es el derecho de tener total conocimiento de las opciones y repercusiones de cada una de estas y el deber de, una vez tomada la decisión, hacerse responsable de ésta.

Que la amistad es mucho más que contarse cotilleos, es algo que no se puede explicar, sino que se siente.

Pero sobretodo... Aprendí a caer y levantarme y aprendí que no arrepentirme de lo que hice, dije o fui, porque cada paso, caída y desliz me hicieron como soy ahora y lo que soy es lo q tengo para seguir adelante.
............
Aprendí esto y mucho más en la vida y hoy, en una reflexión que raya el tópico, me apetecía compartirla. Me queda mucho que aprender, porque la vida es aprendizaje, por lo menos para mí.