Rozar otras pieles, besar otros labios, perderme en otras fragancias,
que ya no son las tuyas… Para así anestesiar el alma, cansada de sentir este
dolor que me oprime el pecho. Buscándome en otros ojos, que ya no son los
tuyos, tratando de encontrar algo que llene este vacío que dejaste en mi
interior.
Camino por la calle, buscándote en cada marquesina,
recreándome en cada recuerdo, intentando volver a sentirte de esa manera…
mientras que, a la vez, otros brazos me alejan de lo que fuimos, de lo que
pudimos ser y me acercan a la realidad de que ya no estás aquí, a ese “pero”
que nos separó.
Voy, poco a poco, desgajando los pedazos que quedan de ti en
mí, admirándolos y guardándolos cuidadosamente, por si alguna vez pudiera
volver a ellos y, quedándome partida en porciones, como un puzle deshecho…
intentando rellenar esos huecos con lo que puedo, temporalmente, hasta que
pueda llenarlos por mí misma.
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